sábado, 24 de marzo de 2018
CAPITULO 50
Salí por la puerta de la habitación, dejando el anillo de atrás.
El viaje en coche fue en silencio mientras Parker me llevó a Beacon Street. Me negué a sobre analizar la situación. No iba a pensar más, tenia que empezar a hacer.
Me dirigí a la escalera, la luz de la lámpara de la calle lanzando sombras alrededor de los pilares de piedra caliza.
Se sentía oscuro y desconocido. Toqué suavemente a la puerta.
-Entra.- oí desde el interior de la casa.
Giré el pomo y abrí la puerta, dando pasos suaves en el vestibulo. La casa estaba bañada en silencio.
Me quite los zapatos, caminaba descalza por la casa de Pedro. El hogar que yo había pensado sería mío por aquellas pocas semanas en Aspen.
Encontré la cocina y la sala de estar oscura y vacía.
Caminando por el pasillo, me encontré con una suave luz que emana de una puerta rota. Mis dedos tocaron la madera oscura y me asomé y vi hay sentado a Pedro, detrás de su escritorio.
Entré en la habitación y sus ojos me miraban fijamente. Su rostro era inexpresivo. Llevaba una camisa de color negro liso y vaqueros desgastados con una pierna cruzada su tobillo en la rodilla, con los pies descalzos.
Dios, me encantaba verlo descalzo en un par de jeans gastados. Sus gafas de lectura se alzaban sobre una pila de papeles. Sostuve su mirada cuando me senté en la silla frente al escritorio de costosa caoba. Tenía los ojos inyectados en sangre y vacios.
Me di cuenta de una botella de whisky abierta sobre la mesa y su mano envuelta alrededor de un vaso casi vacío. Mis ojos se dispararon hacia él. Estaba segura de que podía ver la duda en mi mente.
Mis pensamientos estaban llenos de la última vez que lo había visto borracho Pedro, enojado e impredecible. Cerré los ojos y suspiré profundamente.
-¿Estás bien?- Abrí los ojos y sostuve su mirada de acero con la mía.
-Te dije que no lo estoy.- Sus ojos parecían mirar a través de mí.
-¿Estás loco?
-Por supuesto que estoy loco.-Tomó un sorbo.
Mi mente buscaba respuestas. Yo todavía no entendía como con lo que dije se podía justificar este tipo de reacción
-¿Te ... quieres anular el matrimonio? -Susurré mientras el miedo se apoderó de mi corazón.
Su cabeza giró y emociones indefinibles ardía en sus ojos.
- ¿Es eso lo que quieres?
-Yo ... no. Pero si es lo que tú quieres...- Mi voz se apagó.
-No lo es. Pero yo entiendo...- Volvió la cabeza para mirar por la ventana a la negra noche.
-Yo siento que estés molesto, Pedro, pero no me arrepiento de decirte lo que sentia...- Mi voz se apagó.
-No estoy enojado contigo, Paula. Es terrible lo que dijiste, no sé lo que esperabas que hiciera. Pero estoy enojado conmigo, también. No debería haber reaccionado de esa manera. Y lo que hice después... no debería haber ocurrido - Dejó caer la mirada y dio una larga calada de su vaso.
-¿Lo que no debería haber ocurrido?- Mi cerebro trató de recordar los acontecimientos de ese día.
-Después, en el coche. Estuve a punto de...- se interrumpió.
-¿A punto de qué?- Susurré, con miedo de escuchar su respuesta.
Apretó los ojos con fuerza, como si estuviera tratando de eliminar una imagen de su cerebro.
Él dejó escapar un gran suspiro.
- Casi te violé- dijo con los dientes apretados.
-¿Qué?- Me atraganté.
-No lo hagas, Paula. No finja que no fue nada. Lo que te hice fue terrible. No puedo creer que estés aquí ahora mismo. Y cuando te deje en casa, lo supe entonces. Sabía que era por nosotros. Me rompió el corazón, pero me lo merezco. Eres demasiado buena para mí, Paula.- Él se pasó las manos por el pelo.- Hemos tenido un momento tan perfecto, y luego hice eso. Lo entenderé si no quieres volver a verme.
Me senté aturdida y sin palabras. Mi cerebro no podía ni siquiera comenzar a comprender lo que estaba diciendo.
–Pedro, eso no...
-No te molestes. Hare a Parker enviar el resto de tus cosas a tu casa.
-Pedro, no...
-Paula, para, joder. Te hice daño. Tu deberías irte. No soy bueno para ti.
-Eres la mejor cosa en el mundo para mí - dije en voz baja, con lágrimas nublando mi visión
Sus ojos se fueron a los míos.
-¿Cómo puedes decir eso?-dijo, su voz mezclada con ira.
-Porque lo eres. Me encontré con vida cuando te conocí. Me haces sentir cosas que yo ni siquiera sabía que podía sentir. Y Aspen. Aspen ... fue hermoso, y yo sabía que si nuestra vida en común era así… yo sabía que tomé la decisión correcta el día le dije que sí - Un sollozo estranguló la garganta.
-Paula, por favor, no llores - Corrió a mi silla y se sentó sobre sus rodillas frente a mí.- Te hiero todo el tiempo. Tenías razón cuando dijiste que mi pasado es una mierda, y tú eres la que tiene que pagar por ello. Mi pasado y mi futuro están chocando y yo no sé si vamos a sobrevivir
Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me abrazó a él.
-Quiero Pedro. Quiero sobrevivir. Por favor, vamos a sobrevivir. Dime que todavía me quieres. Yo sólo... Yo no creo que pueda vivir sin ti - le susurré.
-Paula...- Sus ojos se encontraron con los míos. - Perdí el control. Eres la persona que más importa en mi vida, eso me duele. ¿Cómo puedes perdonarme?
-Eso no es lo que sucedió, Pedro. - Puse mis manos en su rostro y le sostuve la mirada. -Me encantó. Amé lo que pasó después. Tu no me lo hiciste a mí, lo hicimos juntos.
Me miró con una expresión confusa en su rostro.
- Fui tan duro.
-Siempre eres duro. Me gustas dificil- le dije con una sonrisa irónica. Sus ojos se estrecharon en la confusión.
-¿Me estás tomando el pelo?
-Ni por un minuto.- Sacudí la cabeza y me apoyé en su oído.
-Estaba caliente, Pedro. Me pone caliente de solo pensarlo.- Me aparté y sus ojos eran enormes. Dejó caer las manos a los costados y miró hacia el suelo.
-¿Por eso has estado loco? ¿Es por eso que me trajiste a casa ayer? ¿Por qué no hablastes-absolutamente nada conmigo el domingo?- Mi corazón se retorció en la memoria.
Tal vez yo era la enojada ahora.
Él asintió con la cabeza lentamente.
-Si hubiéramos hablado de esto podríamos haber evitado tanto dolor, Pedro.- Suspiré.
-Lo siento muchísimo, Paula Nunca sabrás cuánto lo siento por lo que te hice. Cómo me comporté, y luego ni siquiera hable contigo acerca de lo que siento, porque te llevaba a tu
apartamento. Estoy tan malditamente mal por todo – Emociones se agruparon detrás de sus ojos azules.
-Tienes que hablar conmigo la próxima vez. ¡No puedes dejarme fuera.
-Me daba vergüenza - susurró.
-Bueno, la próxima vez me dices, a la mierda que no me dejaras sin decir una palabra. No quiero que corras, no quiero tener que vomitar tus malditas paredes y me bloquees. Me dolió tanto cuando me dejaste en mi apartamento. Pensé que éramos más, Pedro. Pensé que eso significaba que no me quieres- Las lágrimas corrían por mis mejillas sin control.
-Dios, no Paula. Por favor, deja de llorar. Favor. Siempre te he querido. Nunca por un momento te deje de querer. Estaba tan avergonzado, pensé que nunca querrías volver a verme.
Tiro de mis hombros cuando mi cuerpo fue sacudido por los sollozos. Yo estaba tan confundida. Lo quería en mi vida desesperadamente pero mucho había sucedido entre nosotros. Nos provocamos uno al otro tanto dolor. Nos amábamos, ¿pero estábamos bien uno por el otro? Yo sabía sin duda que si podríamos ser tan felices como estábamos en Aspen, que podría ser increíble, pero ¿podríamos encontrar eso aquí en Boston?
Yo, literalmente, senti como si estuviera en una encrucijada en la carretera. El corazón me dijo:
-Quédate, trabajar el amor de Pedro y deja que te ame.- Mi cerebro me dijo: -Tu lo único que te lastimes. Él va a volver con Madeleine, la única mujer que admitió siempre había estado ahí para él. Nunca será capaz de resistirse al encanto y la belleza de Nikki la próxima vez ella coqueteara con él en un evento.- Mi estómago se revolvió en agonía por la decisión que tenía que tomar.
-Vas a quererme de regreso, Paula? ¿Alguna vez vas a querer estar otra vez conmigo? - Puso ambas manos sobre mis hombros.
Tomé una respiración profunda y sacudí la cabeza. - Yo siempre quiero estar contigo, Pedro, pero tenemos mucho que superar. Hay mucho detrás de nosotros y mucho por lo que todavía tendremos que pasar- Me senté delante de él abatida.
-Lo haremos. Te prometo que lo haremos. No más muros. Te juro por Dios que nunca voy a bloquearte y sacarte otra vez. Me haces sentir y hacer todo de una manera que nadie más podría hacerlo.- Acarició mis mejillas con las manos. Me apoyé en su cuerpo y dejé que me envolviera.
Me acurruqué en él, cuando mi cuerpo se estremeció con todas las lágrimas que había derramado en el último día. Mi cerebro se arremolinaba con la ira y el dolor y el amor y la confusión.
-Aquí, vamos a conseguirte algo de agua y luego podemos hablar O bien nosotros no… tenga que,…Podemos hacer lo que quieras deja que yo me ocupe de ti, Paula.. - Él me abrazó fuertemente a él y me dio un beso en la frente antes de recogerme en sus brazos.
Envolví mi cuerpo alrededor de él y lo acaricie con la nariz en el pecho mientras me llevaba por las escaleras. Me sentó en su cama y luego me pasó una botella de agua. Tomé sorbos largos de ella y luego me acurruqué en sus brazos y dormí el resto de la noche.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario