domingo, 25 de marzo de 2018
CAPITULO 53
—Lo siento, Paula.
Estaba encaramada sobre mi cama con mi laptop una hora más tarde cuando Cata llego a casa del almuerzo que yo había abandonado.
—Está bien, sé que estás preocupado. Yo sencillamente no aprecio ser emboscada por Sebastian y por ti.— Puse mi laptop en la cama junto a mí.
—Lo sé. No quise que fuera así. Sebastian está muy alterado, creo que tenía alguna ilusión que todavía existia una oportunidad contigo.— Ella se encogió de hombros, —Estoy preocupada por ti. — Frunció el ceño.
—Lo sé, pero no voy a alejarme de él, no quiero hacerlo. Me casé con él, Cata. Eso es importante. Sólo tenemos que superar algunas cosas. Sin embargo quiero que me apoyes, y no le cuentes a Sebastian todo. —La fulminé con la mirada.
—Lo sé. Lo siento. Y te apoyo, cien por ciento. ¿Me perdonas?— Me dio una pequeña sonrisa.
—Por supuesto. Prometes no decirle más cosas a Sebastian?— Le di una mirada severa.
—Promesa—. Ella me abrazó en un apretado agarre. —Traje comida para ti.— Se alejó y me paso una bolsa de papel marrón. Arrugue mi nariz cuando mi estómago se sacudió.
—No, gracias. Estos días no tengo mucho apetito. Mi cerebro ha estado consumido por toda esta situación. Incluso cuando como algo siento náuseas. Creo que voy a tener una crisis—. Le di una pequeña sonrisa.
—Vi en las noticias que hay una desagradable cepa de gripe. Tal vez te vas a enfermar.
—Tal vez. Mi sistema inmunológico está probablemente fuera de sintonía por todo el estrés.
—Deberías tomar una siesta.
—No puedo hacer eso tampoco. Estoy agotada, pero cuando finalmente me acuesto no puedo dormir. Mi cerebro corre.
—Tengo unas pastillas para dormir. Deberías tomar una y tener una buena noche de descanso. Lo necesitas. Te ves exhausta.
—Lo estoy—. Solté un cansado suspiro.
—Aquí, iré por una y traeré agua.— Ella saltó y se dirigió a la cocina.
—No, está bien. Las pastillas para dormir me asustan. Va a estar bien, Pedro y yo sólo necesitamos resolver esto—. Puse mi laptop de nuevo en mi regazo.
—¿Está segura? Si te vas a enfermar dormir es lo mejor para ti.— Cata estaba de pie en la puerta con una mano en la cadera.
—Estoy segura—. Le di mi mejor sonrisa reconfortante.
—Está bien. Si necesitas algo avísame.
—Lo haré, mamá.— Sonreí antes de que ella pusiera los ojos blanco y saliera de la habitación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario