lunes, 26 de marzo de 2018
CAPITULO 57
Pasé el sábado desempacando algunas cosas, sobre todo ropa, Cata era la dueña de la mayoría de las cosas en nuestro apartamento.
Cualquier mueble que había sido mío dejaría de serlo ya que no lo iba a necesitar en la casa de Pedro. Me senti mal para haber ido a vivir con ella hace unos meses y ya me estaba mudando de nuevo, pero ella me aseguró que estaba más que bien. Los padres de Cata le habían dado de regalo el pago inicial del apartamento que poseía en Chandler Street, por lo que ella me aseguró que no iba a dejarla en un aprieto financiero.
Colgué la ropa en el enorme espacio en el armario y me pregunté cómo Pedro y yo habíamos llegado a este punto.
Se las había arreglado para introducirme plenamente en su vida, lo había estado haciendo desde el principio, obligándome a estar a su lado, arrasando a todo tren,
negándose a aceptar un no por respuesta. Tuvo suerte de que lo amaba, de lo contrario yo no soñaría con pasar mi día con él.
No estaba del todo molesta por irme a vivir con Pedro, más bien irritada por la forma en que me había hecho mudarme.
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