martes, 13 de marzo de 2018

CAPITULO 15






Mientras Cata y yo nos disponíamos a salir para cenar esa noche, le conté la pelea que Pedro  y yo habíamos tenido. Ahora que habíamos
resuelto la situación, sin importar cómo a regañadientes Pedro se había derrumbado, yo estaba lista para compartir.


—Veo su punto—. Cata se encogió de hombros mientras hacía girar su cabello alrededor de un rizador.


—Qué?— Me di media vuelta para mirarla.


—Claro. ¿Te gustaría que él anduviera con su ex? ¿Alguien con quien ya se ha acostado?


—Definitivamente no—. Sacudí mi cabeza enfáticamente. —Pero es Sebastian. Crecimos juntos, y él es tu hermano. No puedo no verlo.


—Tal vez no, pero aun así lo entiendo. Puede que fuera por el camino equivocado, pero lo entiendo—. Ella inclinó la cabeza y acarició sus rizos para evitar que se pegaran. Fruncí el ceño.


—¿Te gusta?— Le pregunté pensativa.


—¿Quién no? Es atractivo, Paula. Pero creo que él es diferente contigo. Complicado por seguro, pero está acostumbrado a conseguir lo que quiere, usualmente las mujeres se arrojan sobre él. Pero tú no, y creo que le gusta eso.— Ella movió sus cejas hacia mí y se rió.


—No puedo creer que estés del lado de Pedro en esto.— Me dejé caer en la cama y me crucé de brazos.


—No estoy del lado de él, sólo veo su punto. — Ella se sentó en la cama junto a mí. —Mira, te dijo que nunca antes había llevado a alguien a su casa. Te va a llevar a Aspen este fin de semana. Él te persigue cuando te vas, Paula. Lo tienes de rodillas, no puede soportar estar sin ti. Dudo que esté acostumbrado a sentirse de esa manera. —Ella acarició un mechón de mi cabello.


—Venga, me muero de hambre y Teppanyaki está en mi futuro.— Me arrastró fuera de la cama y unió su brazo con el mío mientras nos dirigíamos a cenar.


'Nos vemos para el almuerzo.’ El texto de Pedro llegó unos días más tarde.


‘Sé lo que eso significa’. 


Sonreí mientras me encaramaba en un taburete en casa con mi ordenador portátil abierto delante de mí. Cata estaba atrincherada en su cuarto bosquejando y el apartamento estaba realmente silencioso. La comida japonesa de la noche anterior había sido deliciosa y habíamos llegado a casa llenas y felices. Tomamos vino y vimos los reestrenos de Real Housewives of New Jersey hasta tarde. Se sentía genial pasar tiempo de chicas con Cata. Había estado tan ocupada la semana pasada que recargar con vino y Real Housewives era lo que yo necesitaba.



****

¿Interesada en una repetición del lunes?’


‘Siempre.’ Le envié de vuelta.


‘Paula... me vuelves loco’


‘Lo mismo digo, amigo.’


‘Siempre tan cómica. En serio, te llevaré a almorzar. Ven aquí a la una'


‘Sí, Señor.’


‘Me gusta eso.’


‘Claro que si’



*****


Caminé las pocas cuadras por Clarendon para encontrarme con Pedro en El Hancock para el almuerzo. Las hojas se arremolinaban alrededor de mis pies mientras el viento cortaba a través de las calles de Boston. Finalmente me había instalado y tenía todo desempaquetado, estaba deseando que llegara el fin de semana con Pedro. Unos días escondidos en las montañas, sólo los dos, se sentí como la ocasión perfecta para llegar a conocernos. 


Sabía que habría mucho sexo, era la única cosa que hemos hecho bien, pero tal vez en realidad podríamos esforzarnos en no volvernos locos el resto del tiempo.


Mire mi teléfono y me di cuenta que llegaba 15 minutos antes. Doblé la esquina y vi el Bentley aparcado fuera con Parker de pie en la puerta. 


Mis pasos se aceleraron y una sonrisa se dibujó en mi cara. Justo en ese momento, Nikki Vilanova se paseó por las puertas de cristal del edificio en un vestido exageradamente apretado y una chaqueta de cuero recortado. Tenía las mejillas encendidas y se pasó una mano por el pelo despeinado. Ella intercambio unas palabras con Parker y luego se deslizó en la puerta abierta del Bentley. Parker entró en el asiento delantero y el coche se alejó de la acera.


Mi cerebro corrió a un millón de millas por minuto. ¿Qué hacía ella aquí? ¿Y por qué lucia como si acabara de tener un almuerzo "cita" con Pedro? Mejillas sonrojadas de placer y el pelo que parecía como si fuertes dedos acabaran de estar allí. Mi estómago se encogió ante la idea y me sentí como si fuera a enfermar aquí, en la concurrida calle. Tomé unas cuantas respiraciones profundas. No había manera de que pudiera verlo ahora. No quería hacerlo. Sólo había una razón, para que una mujer saliera de su oficina con ese aspecto. Giré sobre mis talones y me dirigí por el mismo camino que había llegado con un doloroso bulto en la garganta.


Me estaba alejando de él. Dejaba al hombre más increíble con él que jamás había estado. El hombre que me volvía loca de ira y de lujuria. El hombre que pisoteó toda mi vida y mi corazón.






1 comentario:

  1. Uyyyyyyyyyyyyyyy, qué tristeza. Ojalá lo solucionen pronto porque seguro es un malentendido.

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