miércoles, 14 de marzo de 2018
CAPITULO 17
Me desperté a las pocas horas con el sonido de mi teléfono trinando en mi oído. Mis ojos estaban hinchados y mi garganta estaba en carne viva de tanto llorar. Me sentí como si tuviera una resaca, aunque no había bebido nada. Tome mi teléfono, lo sostuve en mi oído y con una voz ronca y áspera dije:
—Hola.
—Paula—Pedro susurró a través del altavoz.
Me levante de un tiro en la cama. La foto de él y Nikki juntos inundó mi cerebro. No quiero responder a esta llamada. Me senté en silencio, mi corazón latiendo en mi pecho.
—Paula?— La voz de Pedro se elevó.
—Estoy aquí—le susurré.
—Llamaste?— Su voz era fría.
Me respiración quedo atrapada en la garganta.
No quería hablar. Sólo me llamaba porque yo lo había llamado.
—Por error. Marque tu numero por error.— Mentí porque no sabía qué más decir.
—Oh— su voz se fue apagando. Lo oí suspirar en el otro extremo. —Ojalá hubiera sabido que ibas a follar y correr, Paula. Podría habernos ahorrado un montón de problemas.
El aire desapareció de mis pulmones. Mi cabeza se arremolinó en confusión. ¿Acaso pensó que lo había utilizado?, ¿Estaba bromeando?
—No fue así, Pedro.
—Podrías haberme engañado. Parece que tienes un hábito de follar y luego marcharte sin mirar hacia atrás.— Pedro había ido por el golpe bajo.
—No — mi voz salió en un susurro ahogado.
—Adiós, Paula.— Y con eso Pedro me colgó.
Mi corazón cayó a mi estómago. Yo estaba profundamente herida y tremendamente
enojada. ¿Cómo podía pensar que yo era el tipo de chica que lo utilizaría? Si él quería dejarlo, yo iba a sobrevivir, pero no podía dejar que tomara la salida cobarde pensando que era mi culpa; que yo había sido la que lo estaba utilizando.
Antes de que pudiera pensarlo dos veces cogí mi bolso y salí furiosa de la casa y llamé a un taxi para que me llevara a Beacon Street y a Pedro Alfonso.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario