miércoles, 28 de marzo de 2018
CAPITULO 63
—¿Qué coño, Paula?
—Hola a ti también— rodé mis ojos.
—No te hagas la listilla. ¿Por qué no te reuniste conmigo? Me preocupé cuando no apareciste. No puedes seguir haciendo eso. ¿Sabes lo que corría por mi cabeza?
—Lo siento—dije sin expresión.
—¿Por qué no viniste?— Él apretó su mandíbula en ira. Un pequeño pedazo de mí quería correr mi mano a lo largo del ángulo de su mandíbula, meter mi nariz en su cuello e inhalar su dulce y fresco aroma.
—Lo hice. Me encontré con Madeleine en el ascensor.— Apreté mis labios juntos para mantener una sensación de control.
—Oh.
—Sí, oh. No quiero hacer esto ahora, Pedro. Estoy tan cansada. Sólo necesito tiempo y creo que tú también. Me quedaré aquí esta noche.— Trate de cerrar la puerta pero él me detuvo con una firme mano.
—No me dejes fuera.— Sus ojos brillaban con furia.
—No lo estoy haciendo. Sólo voy a cerrar la puerta. Estoy dándonos el descanso que tanto necesitamos. Estaré en contacto.
—Paula—suspiró y sus ojos se colgaron en los míos, por lo que yo no estaba segura.
—Mira, Pedro. Claramente necesitabas un descanso anoche y lo tomaste. Yo me estoy dando uno.
—Pero todavía estábamos en la misma casa, Paula. No me dejes.— Su voz tembló en la última palabra.
—No me iré. Soy voy a tener una pijamada con Cata. Hablaré contigo mañana.
—Paula, odio esto—susurró.
—Yo también, Pedro.— Sostuve su mirada. —Mañana—. Cerré lentamente la puerta ante sus tristes ojos azules acerado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario